Nací en los últimos años de la guerra, mis primeros recuerdos consisten en el colegio que yo iba, era una pequeña clase donde estábamos todas las edades juntas, la profesora era una persona muy mayor, el colegio estaba en la calle Lope de Haro, y enfrente del cole había unos refugios y hasta el lugar donde yo vivía todo eran solares, en el centro de la calle nos podiamos poner a jugar a la cuerda, cada niña se ponía en una acera, y en el centro de la calzada todas podiamos saltar sin miedo a los coches porque pasaba uno cada hora o quizá mas. Había varias casas derruidas por causa de la guerra y muchos solares donde los chicos jugaban al escondite, las calles eran muy tranquilas, no había semafóros, se podía cruzar por cualquier sitio y los niños por pequeños que fueran estaban en la calle sin vigilancia, seguros de no pasarles nada, en todo caso una herida en las rodillas por correr demasiado.
Cuando me bautizaron me llevaron de la mano, al nacer en guerra las iglesias era peligroso visitarlas, al pasar los años y hacer mi primera comunión, no sé celebró como ahora que se hacen grandes festines, nos reunimos la familia en casa y tomamos un chocolate con churros, que hizo mi madre. Siguieron pasando los años y llegó el día de mi boda, me casé en la calle Villaamil, y sigo viviendo en el mismo barrio donde nací.
Ha cambiado tanto que no se reconoce, antes era la mayoría casa bajas y ahora son todo casas de varios pisos, la Iglesia sigue estando igual que entonces pero el colegio de las Salesianas ha crecido mucho, allí han estudiado mis hijas y despues un nieto.
Cuando yo era niña, fuí al oratorio del colegio, los domingos jugábamos, veiamos cine, las alumnas hacían teatro y naturalmente rezábamos a la Virgen, su fiesta es el 24 de Mayo.
Mis padres se casaron en Villamil, alli me bautizaron e hice la primera comunión. Ya no vivo en el barrio pero sí muy cerca. Y no se me olvida nunca la horchatería de Villaamil y sus polos de horchata
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